Cuando nos convertimos en padres, ¡jamás imaginamos que tendrĂamos que convertirnos en expertos en manejar nuestro estrĂ©s!Â
Es bien sabido que el gran trabajo de ser padres es más llevadero, y se desarrolla de manera Ăłptima, si cada miembro de la familia cuenta con el apoyo relajado y suficiente que necesita, y cuando hay varias personas compartiendo los roles.Â
Sin embargo, la realidad de muchos padres y madres es que se encuentran solos con esta labor tan grande. La sensación de soledad y aislamiento que esto genera, prácticamente garantiza que el trabajo de criar a los hijos se vuelva sumamente estresante, ¡el más estresante de todos, tal vez!
Pero tal vez te sorprenderá saber que el comportamiento de nuestros hijos no es la razĂłn principal por la que ser padres nos resulta estresante, aunque muchas veces asĂ lo parezca.Â
ÂżCĂłmo es esto?Â
Los padres nos sentimos estresados porque el amor tan grande que tenemos por nuestros hijos nos impulsa a querer siempre darles lo mejor, y a la vez, no contamos con el apoyo, los mentores, la informaciĂłn, la ayuda, la paga, el descanso, la compañĂa o la comprensiĂłn que necesitamos para lograr brindarles eso que deseamos.
Al contrastar esas ganas tan grandes de buscar lo mejor con la falta de apoyo, nos encontramos con momentos -y a veces temporadas-, realmente difĂciles en nuestro caminar como padres.
Si tuviĂ©ramos el apoyo adecuado, podrĂamos disfrutar mucho más a nuestros hijos. Nos agobiarĂamos menos, y jugarĂamos más. Nos sentirĂamos más relajados y podrĂamos anticipar dificultades, e incluso resolverlas con tranquilidad cuando se presentaran.Â
ÂżCuáles son las situaciones que te rebasan?Â
Las situaciones que más nos rebasan como padres están conectadas generalmente a ciertos “puntos sensibles” que se generaron cuando Ă©ramos pequeños.Â
Si tĂş, por ejemplo, creciste en una familia muy estricta en la que a ti y a tus hermanos los regañaban fuertemente o castigaban cuando jugaban de manera alocada, es posible que hayas desarrollado un “punto sensible” al rededor del juego fĂsico y la risa.Â
Y por ello, por mucho que quieras que tus hijos jueguen libremente, te parecerán muy estresantes los momentos en los que tus hijos estĂ©n echando relajo y te será difĂcil unirte a su diversiĂłn. Es importante saber que ellos no instalaron ese punto sensible en ti, tan sĂłlo lo están activando.
Sin que nos demos cuenta, los recuerdos ocultos de aquellos castigos y regaños, harán que hoy nos comportemos de manera rĂgida o distante. Nos volveremos más susceptibles al enojo, o, por el contrario, para no explotar, es posible que desarrollemos un dolor de cabeza, o nos queramos aislar, o distraer; con un cigarro, con un cafĂ©, con nuestro telĂ©fono, ¡con lo que sea con tal de adormecernos y no sentir la agitaciĂłn que ha sido activada!Â
Cuando te das cuenta de que tu historia de niño/a puede ser la que hoy te trae sentimientos difĂciles como padre, -ya que nada malo está ocurriendo en el presente- has dado un gran paso en la direcciĂłn correcta.Â
El saberlo puede ser muy liberador. Ya no tienes que culparte a ti ni a tus hijos por la manera en la que te sientes. Ahora tienes la posibilidad de reducir tu nivel de descontento al descubrir:
- Cuáles eventos en tu niñez habrán creado esos puntos sensibles.
• Cuáles eventos del presente activan esos puntos sensibles.
• Cuáles de tus reacciones quieres cambiar para no pasar inconscientemente este estrĂ©s a tus hijos.Â
Aquà hay tres acciones que te ayudarán a manejar esos puntos sensibles
Queremos presentarte tres estrategias básicas que pueden ayudarte en esos momentos difĂciles.
• Enfocarse en algo diferente, cuando las emociones difĂciles han sido activadas.
• Liberar las emociones que han salido a flote, para que con el tiempo cargues cada vez menos emociones atoradas.
• Ser pro-activo para desmantelar estas situaciones antes de que escalen.Â
AquĂ te mostramos algunas sugerencias para intentar con cada una de estas estrategias.
Enfocarse en algo diferente
• Cambio de escenario.Â
Hay muchas maneras de lograrlo. Puedes salir con los niños a dar un paseo, o si están peleando en el auto, puedes parar y salir para caminar un poco o para tomar agua. Puedes darte una ducha, preparar un baño (para ellos o para ti), o simplemente tomar una pausa y dejar de hacer la actividad que estabas haciendo cuando la tensiĂłn se desbordĂł. En vez de seguir doblando la ropa, pon un poco de mĂşsica y baila con la melodĂa. SĂrvete un vaso de agua, o acaricia a tu gato. Arroja cobijas y almohadas al centro de la habitaciĂłn para ver cĂłmo tus hijos pequeños hacen tĂşneles y cuevas, en vez de concentrarte en terminar de preparar la cena. Por hoy, sĂrveles algo más simple. ÂżZanahorias con queso cottage, tal vez? Y si el tan sĂłlo pensar en tomar un descanso te hace querer llorar, ¡hazlo! es muy sabio dejar las lágrimas correr.Â
• Detente y concéntrate en tu respiración.
Es bien sabido que el detenerse unos momentos para concentrarse en respirar conscientemente ayuda a aminorar el estrĂ©s. Para muchos padres, encontrar momentos durante el dĂa para hacerlo regularmente, puede ser de gran ayuda. Es una manera más de brindarte a ti mismo el respeto que tanto mereces.Â
• EjercĂtate.Â
Muchos padres han encontrado que al ejercitarse se sienten más empoderados en sus vidas. Camina, brinca la cuerda, baila con tu mĂşsica favorita con tus hijos, busca videos sencillos para seguir en casa, estĂrate, o juega al “avioncito” o a “las traes” con tus hijos. Encuentra maneras simples de incorporar el mover tu cuerpo en tu dĂa que sean accesibles aĂşn en dĂas muy ocupados. ¡Recuerda que nuestro cuerpo está diseñado para moverse!
• AcurrĂşcalos. Â
AĂşn cuando te sientas molesta con el comportamiento de tus hijos, es una buena idea acurrucarlos o por lo menos sentarte junto a ellos en el sofá. Es posible que el contacto fĂsico cariñoso te haga recordar cuánto los amas (y recordarles a ellos cuánto los amas tĂş). El sentir su piel, lo ondulado de su pelo, la calidez de su cuerpo sobre el tuyo puede ayudarte a disolver el estrĂ©s que por ahora los tiene atrapados.Â
• AcuĂ©state en el piso. Â
A veces, nuestros hijos se empecinan en oponerse a cada cosa que les pedimos, o sugerimos. Y a veces, respondemos a esta oposiciĂłn queriendo controlar su comportamiento cada minuto. Estas batallas de poder nos eclipsan el amor que les tenemos. AsĂ que cuando te des cuenta de que estás dando una orden tras otra y que ellos se resisten, detente. AcuĂ©state en el piso. No necesitas dar explicaciones. Tan sĂłlo intĂ©ntalo.Â
Esto cambia el “balance de poder” entre tus hijos y tĂş. Ese esquema que ni siquiera los está beneficiando. No tienes que saber cuál es el siguiente paso. De una u otra manera, tus hijos encontrarán maneras de venir contigo y restablecer la conexiĂłn que se habĂa perdido. Tal vez se sienten en tu regazo, o te pregunten quĂ© es lo que haces acostada en el piso. Tal vez te traigan un juguete, o lloren por la frustraciĂłn, lo que les permitirá sacar un poco de esa tensiĂłn acumulada que cargaban y que era la que les estaba dando problemas. El acostarse en el piso te da una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, pues rompe el momento que estaba atorado en una dinámica imposible. Tan sĂłlo acuĂ©state. PermĂtete reiniciar. El cariño que les tienes a tus hijos tendrá una nueva oportunidad de brotar.Â
Liberar las emociones
Nuestro cuerpo es capaz de liberar el estrĂ©s de varias maneras. Puedes contar con ello. Si quieres saber cuáles, te puedes inspirar en tus hijos. ¡Ellos las conocen muy bien! Ellos se embarcan varias veces al dĂa en episodios para liberarlo. La manera en la que liberan emociones difĂciles es riendo a carcajadas, dejando las lágrimas fluir, haciendo berrinches, y en aquella manera de llorar asustados que involucra temblar y perspirar en medio de una gran protesta. Aunque muchas personas aĂşn no lo saben, cuando le ofreces a tu hijo tu atenciĂłn cariñosa mientras llora profundamente o está haciendo un berrinche, Ă©l podrá de hecho liberar esas emociones difĂciles que tenĂa atoradas y que le hacen la vida difĂcil. Cuando lo has escuchado con atenciĂłn hasta el final, el problema se resuelve en su mente, y se sienten muy conectados emocionalmente a ti, con una nueva esperanza de que este dĂa será un buen dĂa despuĂ©s de todo.Â
Nosotros los padres podemos tambiĂ©n liberar de la misma forma las emociones difĂciles que estamos cargando: las preocupaciones, las irritaciones, las veces que hemos olvidado nuestra bondad inherente, o la de nuestros hijos.Â
A continuaciĂłn te sugeriremos cĂłmo procurar el apoyo emocional que mereces para lograrlo, y con ello ser menos vulnerable al estrĂ©s, y disfrutar más plenamente a tus hijos. Â
• PĂdele a otro adulto que te escuche, y luego escĂşchalo a cambio.
Es comĂşn que durante las conversaciones cotidianas con otros adultos Ă©stos se interrumpan mutuamente, queriendo ofrecer opiniones, consejos, o narrando experiencias similares a las que están escuchando, pues a fin de cuentas todos quieren sentirse escuchados y soltar su estrĂ©s.Â
Sin embargo, si queremos ofrecer oportunidades para que el estrĂ©s pueda ser verdaderamente liberado, es una buena idea tomar turnos, de modo que cada persona tenga 10 Ăł 20 minutos para hablar sin interrupciones ni consejos. Cuando sea tu turno de escuchar, ofrece el 100% de tu atenciĂłn, respeto y calidez. Pide lo mismo de vuelta cuando sea tu turno. Con el tiempo, una relaciĂłn de “Pareja de Escucha” como Ă©sta, se convierte en un lugar emocionalmente seguro para llorar, reĂr, aclarar la mente y liberar emociones difĂciles. Es asĂ como las cargas emocionales de ser padre empiezan a aminorar.
• Llámale a un amigo/a. Â
A veces, tan solo escuchar la voz de un amigo por telĂ©fono nos puede ayudar a salir de un momento emocional difĂcil. Es una buena idea crear un “Plan de rescate” con uno o varios amigos en el que estĂ© acordado que podrán llamarse unos a otros y pedir 5 minutos para ser escuchados cuando las cosas se pongan difĂciles en casa.Â
Es increĂble cĂłmo compartir con alguien lo difĂcil que es un momento y lo mucho que estás intentando que las cosas mejoren puede ayudarte a sentir verdaderamente que no estás solo en esta crisis. Y eso sĂ que hace la diferencia. A veces en esas breves llamadas querrás llorar, a veces decir palabras altisonantes para describir cĂłmo te sientes. A veces, te ganará la risa. A veces lo que necesitas será ir al cuarto de lavado para dar pisotones o agarrar una almohada a puñetazos. ¡Eso te ayudará!
• Deja que tus emociones salgan a la luz. Â
El mantener las emociones bajo control cuesta mucho trabajo. Para mantenerlas a raya tendemos al comportamiento impulsivo, o, por el contrario, nos mostramos evasivos. Ninguna de esas opciones es fácil de recibir para nuestros hijos, por cierto. AsĂ que dejar que esas emociones fluyan, y evitar querer contenerlas puede ser un gran alivio. Lo mejor es dejarlas salir a la luz en presencia de un adulto, pues no es el trabajo de nuestros hijos el de ofrecernos confort, o el de ser testigos de todo lo que nos duele. Pero si acaso, estando en presencia de tus hijos sientes que las emociones quieren salir, no las detengas. Tan solo evita el darles los detalles explĂcitos de lo que te duele. -Esos son para tu pareja de escucha-. Pero sĂ puedes decir una frase general que les ayude a entender quĂ© ocurre, tal como “SĂłlo necesito llorar un poco” o, “Estoy dejando algunas emociones salir. Eso me ayudará a sentirme mejor. Pronto podrĂ© atenderte de nuevo”Â
• Acuérdate de alguien a quien quieres mucho.
Mucho de lo difĂcil de ser padres viene de sentirnos solos en el mundo con una responsabilidad tan grande. Y sin embargo casi todos tenemos recuerdos de breves momentos, o incluso dĂas y semanas, en donde hemos sentido que la vida es buena; en los que nos hemos sentido cerca de alguien, en los que hemos palpado cuánto amor tenemos para dar.Â
El detenernos un momento y traer a la mente esos recuerdos puede ayudarnos a cambiar nuestras emociones. A veces, traer un buen recuerdo al presente nos va a hacer llorar, porque el contraste con el momento presente es grande. Esas lágrimas son Ăştiles, son sanadoras. Relájate y dĂ©jalas fluir.Â
Desmantelar el estrés antes de que escale
Esta estrategia requiere algo de planeaciĂłn, y, en esos planes, puedes incluir tambiĂ©n a tus hijos. Identifica una situaciĂłn particular, o un momento del dĂa que por lo general te estrese mucho. En vez de tener la esperanza de que tal vez hoy la situaciĂłn no va a ocurrir, o de que no te vas a estresar con lo mismo, mejor planea que sĂ va a suceder. AsĂ podrás planear cĂłmo manejar la situaciĂłn cuando Ă©sta se presente.
• Pide ayuda, e intercambia ayuda.Â
Si, por ejemplo, sabes que ir a la tienda con tus gemelos es una situaciĂłn difĂcil para los tres, pide ayuda. PĂdele a otra mamá que te ayude con la compra mientras tĂş le cuidas a su hijo o pĂdele a alguno de tus hermanos o vecinos que te haga la compra dos veces al mes a cambio de que les prepares un platillo que te guste hacer. ¡Es posible que un arreglo como este funcione bien para ambas partes!
• Utiliza los recursos disponibles en tu área.
InfĂłrmate acerca de los recursos que hay cerca de donde vives. Tu iglesia o templo tal vez tenga un programa para familias con niños pequeños. Tal vez haya un Centro de Ayuda para Padres, o un club deportivo que ofrezca ejercicio, cuidado infantil y actividades que ayudan a los adultos a encontrar apoyo y nuevas relaciones humanas. Es posible que haya una lĂnea telefĂłnica de apoyo para padres en momentos de crisis. En los Estados Unidos, hay lĂneas como Ă©sta a niveles local y nacional. Todos estos recursos están allĂ para apoyarte a ti. ¡No dudes en aprovecharlos! Haz tu primera llamada en un momento tranquilo, en el que no te sientas estresado, tan sĂłlo para presentarte y averiguar quiĂ©n está por ahĂ, en el otro lado de la lĂnea. Seguramente esa persona será otro padre que no desea mas que apoyarte en un momento difĂcil. Es buena idea “practicar” contactar ayuda cuando aĂşn no la necesitas. AsĂ cuando llega un momento difĂcil, ya sabrás a quiĂ©n contactar. Llámalos cuando sientas que el estrĂ©s empieza a subir, antes de que quieras explotar.
No nos avergĂĽenza llamar al servicio auxiliar de grĂşa cuando nuestro carro se ha quedado sin baterĂa, Âżverdad? Tampoco nos avergĂĽenza no poder hacer nuestro propio corte de pelo, ni necesitar un doctor o partera para que nos asistan en el nacimiento de nuestros hijos. Hay algunos trabajos que requieren ayuda de otros. ¡Ser padre es uno de ellos!
• OfrĂ©cele Tiempo Especial a cada uno de tus hijos. Â
Es increĂble cuánto estrĂ©s puede evitarse cuando tu hijo puede sentir con todo su ser, lo especial que es para ti. Dejar que tu hijo juegue a lo que más se le antoje, mientras le brindas atenciĂłn y calidez, le ayudará a sentir cuánto lo quieres. ¡Incluso 5 o 10 minutos de tu completa atenciĂłn pueden hacer una gran diferencia en el comportamiento de tu hijo! Pon el cronĂłmetro y dile que jugarás a lo que Ă©l quiera durante el tiempo que hayas establecido. Durante ese tiempo, no le des instrucciones ni dirijas sus acciones a menos que lo que quiera hacer sea peligroso. Dale la oportunidad de tomar el control y a cambio te mostrará lo que ama hacer.Â
El Tiempo Especial ayuda a disipar los conflictos que nos impiden disfrutar la vida familiar, y te ayudará a ver lo inteligente y único que es cada uno de tus hijos. ¡Inténtalo!
Procura tener descansos frecuentes. Â
Sabemos que esto no es fácil. ¡Tenemos tantas cosas que hacer y el trabajo de cuidar a nuestros hijos es tan demandante! Pero es esencial buscar descansos para poder sentir que estamos al mando de nuestras vidas. Cuando no sentimos que lo estamos, caemos frecuentemente en culpar a nuestros hijos por cĂłmo nos sentimos. Y esto, sin duda, traerá más estrĂ©s a la larga. Encuentra maneras de tratarte bien, y de cuidarte a ti mismo.Â
ÂżQuĂ© cosas puedes hacer por ti cada dĂa o cada semana para cuidarte?, ÂżUn baño calentito despuĂ©s de que tus hijos se duerman?, Âż20 minutos de lectura entes de que se despierten?, ÂżPuedes salir a caminar durante tu descanso para el almuerzo en el trabajo?, ÂżPodrás apagar tu telĂ©fono en las tardes, para simplificar tus actividades?, ÂżHablar con tu mejor amiga por telĂ©fono una vez por semana?, ÂżEscuchar tu mĂşsica favorita?, ÂżTomar una breve siesta cada tarde?Â
Te recomendamos ampliamente el establecer una Pareja de Escucha, para que tĂş y un amigo puedan tomar turnos escuchándose con atenciĂłn, comprensiĂłn y aprecio, y sin ninguna presiĂłn para resolver los conflictos.Â
Queremos recordarte algunos principios fundamentales: Aún cuando nos podamos sentir sumamente estresados, somos buenos padres. Amamos a nuestros hijos con todo el corazón. Estamos intentando ser los mejores padres que podemos para ellos. Y merecemos mucho apoyo. Trata de encontrar diferentes maneras de construir ese apoyo que mereces. Tú, y aquellos con quienes formes esa red de apoyo se beneficiarán, y también los niños.
AquĂ te mostramos un ejemplo de cĂłmo buscar apoyo en una Pareja de Escucha:
Ayer me visitĂł una amiga con sus tres hijas. Mi niña de nueve años se estaba mostrando tĂmida, y además venĂamos de un fin de semana difĂcil, en el que se habĂa cancelado un viaje corto que ella tenĂa mucha ilusiĂłn de hacer.Â
DespuĂ©s de que las niñas hicieron algunas manualidades decidimos ir al parque y pasar de camino por un pastelito en la panaderĂa que quedaba cerca.Â
Pero la panaderĂa estaba cerrada, pues estaban usándola como locaciĂłn para grabar una pelĂcula y nos fuimos directo al parque. Tan pronto como llegamos, mi hija empezĂł a preguntar con insistencia si podĂa regresar a la panaderĂa y preguntarle a los dueños si de todas maneras le podĂan dar algo de comer.Â
DecĂa que tenĂa hambre, pero su tono rĂgido y demandante me hizo ver que tal vez su descontento no era necesariamente por eso. Le dije a mi amiga que iba a llevar a mi hija a mi casa por algo de comer. ¡Me sentĂ tan avergonzada!
Cuando llegamos a casa, le dije todas las cosas que sĂ© que no debo decirle. Le dije que me habĂa avergonzado y muy irritada le preguntĂ©, “¿Acaso no me puedes dar ni siquiera un poco de tiempo para hacer lo que yo quiero hacer?”
Ella empezĂł a llorar, y en ese momento no me importĂł. Me sentĂa cansada, y lo Ăşltimo que querĂa hacer era arreglar las cosas con ella, o incluso acercármele. Ella subiĂł a su habitaciĂłn y yo me dirigĂ al parque de nuevo por un rato más.
DespuĂ©s de que mi amiga se fue, le mandĂ© un correo electrĂłnico a una de mis parejas de escucha para acordar cuándo podĂamos intercambiar tiempo de escucha y por suerte estaba disponible en ese momento. La llamĂ© por telĂ©fono y llorĂ© fuertemente mientras ella me escuchaba, lo que se sintiĂł como un gran alivio.Â
Lo que más me hizo llorar fue decirle que me sentĂa exhausta de tener que arreglarlo todo, y que estaba cansada de ser mamá, ¡que me gustarĂa renunciar!
Le dije que lo peor es sentir que nunca puedes renunciar, nunca puedes desconectarte por completo y ser despreocupada y libre como antes. Le dije también que me esfuerzo tanto, y a veces por más que lo hago, aún asà me equivoco. Que es demasiado trabajo, eso de ser madre. ¡Demasiada responsabilidad!
Le dije cómo detesto ser responsable por la vida y el bienestar de los demás.
¡Fue tan bueno llorar fuertemente justo cuando lo necesitaba!Â
Ella simplemente me escuchĂł y me hizo sentir su presencia con la calidez de los pequeños gestos de aceptaciĂłn que emitĂa con su voz. No dijo mucho, ni tuvo que hacer nada por mĂ. Tan sĂłlo me escuchĂł sin juzgar. SentĂ que un peso se me quitaba de encima y despuĂ©s de hablar con ella me sentĂ mucho más disponible para mis hijos el resto del dĂa.Â
Seguramente hubiera podido llorar por más tiempo, pero no sabĂa por cuánto tiempo más se quedarĂa mi hija en su cuarto.Â
Cuando ella bajĂł, un poco más tarde, le preguntĂ© quĂ© actividad podrĂa hacer que su dĂa mejorara, y decidimos juntas que ver la tele y preparar sushi sonaba como una buena idea. Ese plan nos permitiĂł tener un espacio para estar juntas y volver a conectarnos.Â
Las cosas fueron mejorando. Más tarde le ofrecĂ Tiempo Especial y le hice un masaje en la espalda mientras ella leĂa.Â
A la mañana siguiente, la diferencia que percibĂ en mĂ fue notable. Me sentĂa liberada y con energĂas renovadas para continuar con mi labor de madre, ¡y con todo lo demás!
—Sandra Flear, Instructora Certificada por Hand in Hand Parenting
De la caja de herramientas de Hand in Hand:
Lee este artĂculo: El Papel del Miedo en Nuestra Vida
¡Mereces ser escuchado! Participa en el Grupo de Apoyo Hand in HandÂ
Y Ăşnete a una comunidad cálida de instructores y otros padres que pueden ayudarte, comprenderte y escucharte.Â
Conoce más cerca de las parejas de escucha en este folleto.
Patty Wipfler
Patty Wipfler es la fundadora de Hand in Hand Parenting y cuenta con más de 40 años de experiencia de trabajo con padres de familia. Es una escritora galardonada, aliada incansable de los padres de familia, educadora para padres, y entrenadora para instructores certificados. Es también la autora del libro “Listen: Five Simple Tools to Meet Your Parenting Challenges”